viernes, 21 de abril de 2017

domingo, 28 de agosto de 2016

Thomas Penrose, cronista del Ambuscade.

Rev. Thomas Penrose




Thomas Penrose fue un inglés (1742-1779). En 1762  dejó su universidad, y se aventuró en una operación privada que lo traería al Río de la Plata. 

El embarque se hizo desde el Tajo, el 30 de agosto, 1762. El Lord Clive de 64 cañones,  la Ambuscade de 40, a bordo del cual Penrose actuó como teniente de infantería de marina.Tenían a bordo unos 500 soldados.

Luego de la batalla en Colonia del Sacramento, el Ambuscade con dificultad escapó. Era poco más que una ruina. Tenía sesenta y un disparo en su casco, y seis pies de agua en la bodega; y todo su aparejo era miserablemente destrozado. Debieron entrar en el establecimiento portugués en Río de Janeiro.

Thomas Penrose fue el cronista de esa guerra. 


Al volver a Inglaterra se convirtió en reverendo. Y se dedicó a la poesía. Escribió una Elegía dedicada a aquella batalla que lo atormentaría durante tantos años.



Elegía
A la salida del Río de la Plata.

Mientras el roto barco permanece en su arduo camino,
A lo lejos, azules colinas siempre se hunden de mi vista
Déjame a la tristeza elevar el laico tributo
Y tomar de ellos mi tiempo, mi último adiós!

Adios! Vuestros muros; vuestro fatal río despedido
Por triste suerte de guerra bajo cuya ola fangosa
Muchos jóvenes galantes cayeron prematuramente
Muchos británicos encontraron una muerte temprana

Debajo de sus aguas, ah! Silencio ahora, ellos ruedan
O esparce con sus miembros destrozados tu orilla de arena.
El llamado de la trompeta no despierta más sus almas.
La voz de la batalla ahora no oirán más.

En vano la constante esposa y el débil padre
expectantes, desean su regreso para ver a su amado.
En vano su hijo con lenguaje ceceoso pregunta
Y espera la historia en las rodillas de su padre.

Ah! Nadie avala sus ansias, ocupados en cuidarlo.
Lejos, muy lejos que se encuentren, en los mares hostiles cayeron.
De las esposas, de los padres, de la alegrías de los niños, nunca más compartirán.
El relato de hechos gloriosos nunca más contarán.

Aprendan entonces, Oh Justo, por sentir otras dolencias
Deje que la blanda lágrima humedezca el reluciente ojo
Cuando los bravos mueren por el bien de su país
Es una deuda exhalar el hondo suspiro..

Ah! Glorioso Drake! Otra suerte fue la tuya
El destino te dio para sofocar el orgullo hostil
Apresar los tesoros de las minas de Potosí
Y navegar triunfante sobre la marea de La Plata

Pero la Providencia, en secreta maravillosa facilidad
Oculta sus propósitos de la vista de los mortales
y el cielo, sin duda con alguna intención que todo lo sabe

rechaza los números que les dio a unos pocos.