martes, 2 de junio de 2015

Puntos de vista sobre el Rescate del Lord CLive

La autorización para el rescate del lord Clive fue firmada por el presidente saliente de Uruguay Pepe Mujica, pocos días antes de finalizar su mandato. A partir de allí, inevitablemente se abrió el debate archiconocido sobre Buscadores de tesoros versus Patrimonio y Unesco.
Los que pertenecen a sectores ambientalistas, patrimonio y que adhieren a los mandatos de la Unesco, opinan que el barco debiera quedarse bajo las aguas del Río de la Plata hasta que generaciones posteriores estén en condiciones de reflotarlo bajo los estrictos cánones de la arqueología subacuática y demandas de la convención del 2001 de la Unesco, a la que Uruguay no adhirió.
Al respecto, surgen varios inconvenientes: hallar un arqueólogo subacuático que a la vez se encuentre capacitado y apto para bucear en las oscuras y correntosas aguas de Río de la Plata. Si bien la profundidad no es un problema mayor para cualquier buzo, las reglamentaciones vigentes en Uruguay indican que existen tres categorías de buzo: profesional, aficionado y militar. para se buzo profesional, se debe obtener la libreta rindiendo examen correspondiente ante las autoridades de la Armada uruguaya. El buzo aficionado (sería el buzo deportivo) puede realizar tareas científicas pero ad-honoren, osea no puede ser remunerado. Por lo que se complica conseguir un arqueólogo subacuático que quiera emprender tamaño riesgo de manera gratuita. Y finalmente, el buzo militar, que queda excluido ya que es para tareas específicas de las Fuerzas Armadas.
El siguiente problema, es quién financiaría semejante rescate. Si sólo se tratase de extraerlo para incrementar la cultura popular, todos los gastos debieran correr por cuenta y orden de estado, o alguna fundación que se dedique a juntar donaciones a fin de llevar a cabo el proyecto. Ambas posibilidades resultan insatisfactoria por lo oneroso del emprendimiento. Se requiere mucho dinero, varios millones de dólares, para siquiera poner un pié en el agua. Hay que costear equipamiento (barcos, grúas, lanchas, equipos de buceo, compresores, detectores, sonares, equipos de seguridad, comunicaciones vídeo, etc) y personal (arqueólogos que sean buzos profesionales, asistentes, marineros, técnicos, cocinero, etc).
Una vez afuera, todo lo rescatado debe ser conservado y exhibido ante la población en un museo, lo que demandará más gastos económicos. Y, como sabemos, la entrada al museo, jamás puede llegar a amortizar semejante emprendimiento, por lo menos en el corto a mediano plazo. Y entre tanto, el dinero que se destine saldría de bolsillo de todos los habitantes uruguayos que paguen sus impuestos.
De esta manera, es más fácil dejar el barco hundido allí, donde se encuentra y resignarse a desconocer la historia, a jamás ver una sola pieza del pecio, mucho menos a sacarle rédito.
Como contrapartida, están los "buscadores de tesoros". Son empresas privadas que arriesgan todo detrás de un sueño. Quizá ese sueño sea lograr una mejor calidad de vida, puede ser en algunos casos. Quizá ese sueño sea emprender una aventura y dejar atrás los días de oficina, el trabajo bajo relación de dependencia, la rutina. O una combinación de ambas. Dice el refrán: "trabaja en lo que te gusta y no tendrás que trabajar ni un sólo día de tu vida". Y mi opinión es esa... el buscador de tesoros odia la rutina, lo mueve la aventura, el trabajar asumiendo riesgos, en contacto con el agua, la naturaleza, bajo el rayo del sol o la lluvia. No es una persona apta para forjar su futuro detrás de un escritorio. Y claro, quiere ganar plata. No sólo a la espera de hacerse multimillonario, sino que, como dijimos más arriba, tiene que realizar una enorme inversión para poder trabajar. La mayoría de las veces, no cuenta con tal fortuna, por lo que debe recurrir a los inversionistas: gente que pone capital en la empresa, a cambio de cierto porcentaje sobre las ganancias. ¿Y si no hay ganancias? Perdió su dinero. ¿Por qué se arriesga? Por lo mismo que se arriesgan quienes compran bonos del estado, o invierten en acciones de multinacionales..porque creen que pueden ganar, porque saben el valor del rescate, el interés que despierta.
Pero no todo es buscar moneditas de oro, venderlas y repartir la plata. Esa es una idea errónea. Estas empresas también rescatan anclas, cañones, vajilla, huesos, zapatos, botellas, ánforas, jarrones, pistolas y demás enseres de la época que luego son exhibidos en museos públicos y privados, que permiten al público conocer más sobre la historia del naufragio y la historia, sociedad y costumbres de la época.
Como contrapartida, el estado, se lleva el 50% de todo lo rescatado. Los mismos contratos especifican que se puede dividir lo extraído del naufragio. Si el estado elige rematar su parte, con su plata puede construir escuelas, hospitales, caminos o invertir en ayuda social, lo que crea conveniente. o puede exhibir las piezas en un museo. También tiene la posibilidad prioritaria de comprar el 50% restante. Todo sin correr ni un riesgo ni echar mano al bolsillo de los ciudadanos.
El debate ya comenzó, ambas partes fijaron sus posiciones...

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